Crónica de las Merindades: Descubriendo el Misterio del Parapeto de Hornillayuso

El pasado mes de enero, el conocido periódico "Crónica de las Merindades" nos brindó un fascinante vistazo al enigma que rodea al Parapeto de Hornillayuso. Este monumento histórico, situado en un rincón remoto de nuestro pueblo, ha sido objeto de especulación durante décadas. A continuación pueden encontrar el artículo publicado. Esperemos que sea de su interrés.


El nido de ametralladoras de Hornillayuso, un testigo del pasado entre las montañas de la Merindad de Sotoscueva

En la primavera de 1937, en plena Guerra Civil Española y bajo el ardiente sol de los montes burgaleses, unos jóvenes soldados italianos trabajan incansablemente en la construcción de un fortín (nido de ametralladoras) en la localidad de Hornillayuso en la Merindad de Sotoscueva. Rodeados de un bosque de encinas, el paisaje se les revela un tanto agreste como cautivador, están construyendo un refugio en medio de un territorio marcado por la guerra. Con cada piedra que colocan, con cada saco de cemento que mezclan, sienten el peso del conflicto que los ha traído a esta tierra lejana desde su Italia natal.

Hoy día, y oculto entre la maleza, se alza un monumento al olvido: una estructura de hormigón, reliquia de un episodio triste de la Guerra Civil Española. La historia nos cuenta que en la Merindad de Sotoscueva, hubo dos divisiones italianas la “Littorio” y la “Fiamme Nere” del “Corpo Truppe Volontarie” y que dejaron su huella indeleble. Fue aquí, en Hornillayuso, donde surgió el observatorio defensivo y construido por manos hábiles, destinado a otear el horizonte en busca de enemigos invisibles. Los más viejos del pueblo nos contaron cómo una mañana de la primavera de 1937, al despertar, se encontraron con las zonas aledañas del pueblo llenas de soldados italianos en la zona del río.

Durante la Guerra Civil Española, la presencia del Corpo Truppe Volontarie italiano (Cuerpo de Tropas voluntarias) en la Merindad de Sotoscueva fue significativa. Según el libro "La partecipazione italiana alla Guerra Civile Spagnola" de Rovighi y Stefani, la División Littorio y la División Fiamme Nere (ambas) estuvieron estacionadas en la zona de la Merindades. Esta información es corroborada por Carlo Catoni, un voluntario de la División Fiamme Nere, quien en una carta menciona la presencia de la División Littorio en la Sierra de Rozas en julio y agosto de 1937. Adicionalmente, un documental del Istituto Luce de Roma muestra a miembros de la División Fiamme Nere en San Bernabé, Cornejo, y en la ermita de Villamartín de Sotoscueva, donde se hallan inscripciones del Battaglione 735 de las Fiamme Nere.

Considerando ambos datos, tan solo podemos plantear la hipótesis de que la División Littorio y la División Fiamme Nere ocuparon distintas áreas de la Merindad de Sotoscueva durante la Guerra Civil Española, no sabiendo con certeza cual de ellas fue la arquitecta de este fortín ni tampoco la compañía que estuvo acampada en Hornillayuso. El observatorio, posiblemente una obra del Genio Minatore (Cuerpo de Ingenieros) del CTV, destaca por su construcción en hormigón de al menos 30 cm de espesor, y con una altura media superior a los 2.20 metros, estaba diseñada para resistir proyectiles de calibre medio. Aparentemente nunca estuvo techado y presenta características defensivas notables: el lado que mira hacia la carretera de Villa Comparada de Rueda-Quintanilla del Rebollar (BU-562) tiene cinco mirillas para fusiles, mientras que el que da hacia Hornillayuso (BU-V-5623) cuenta con tres. Además, dispone de dos entradas/salidas opuestas, probablemente para facilitar una huida rápida. La presencia de soldados del CTV en Hornillayuso durante el verano de 1937, acampando a la orilla del río Trema, refuerza la teoría de que el Genio Minatore (cuerpo de ingenieros italianos), estacionados en Miranda de Ebro, serían los responsables de su construcción, pero sin poder afirmarlo con certeza.

Así permanece el observatorio de Hornillayuso, en pie, un testigo del pasado entre las montañas de la Merindad de Sotoscueva. ¿Quiénes fueron realmente los arquitectos de esta silente fortaleza, y qué historias no contadas aún aguardan entre sus muros? No podríamos haber escrito estas líneas sin la ayuda y la información proporcionada por nuestro amigo Chelu García Ruiz, escritor medinés y persona muy versada en estos temas, quién desinteresadamente nos ha ayudado en la confección del texto, agradeciéndole profundamente su dedicación y esfuerzo en desentrañar los secretos de este rincón de historia. Gracias a él, el observatorio de Hornillayuso no es solo una estructura abandonada, sino un capítulo vivo de nuestro pasado, una historia que merece ser contada y recordada.

Escrito por: Miguel Ruiz

Hornillayuso
22/01/2024

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